Mi colega ignora mi petición de dejar de pegarme en la cabeza
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Lucy Kellaway
Uno de mis compañeros de trabajo a veces me golpea en la cabeza cuando pasa detrás de mí (como en los sketches de Benny Hill). Yo soy calvo. Creo que es humillante y le he pedido que pare, pero no lo hace. Tengo dos opciones. Puedo quejarme con mi supervisor, pero entonces esto quedará en mis registros y el resto de mis colegas me verá como un quejumbroso. Podría amenazarlo o golpearlo, pero podría ser despedido. ¿Qué haría usted?
Respuesta de Lucy Kellaway:
Estoy un poco preocupada por la cultura de tu empresa. Tú trabajas en una oficina abierta, así que todos ven lo que todos hacen todo el día. Esta persona golpea tu cabeza, eso evidentemente te incomoda, todos tus colegas lo ven -y presumiblemente tu supervisor lo ve, también- y nadie dice nada.
Esa no es una buena señal, pero aún peor es tu sospecha de que hay registros importantes que se mantienen sobre ti y si te quejas acerca de algo legítimo, de alguna manera pasará a la historia como una mancha negra en tu contra para siempre.
Tu oficina suena como un lugar desagradable en que nadie confía en nadie. En un entorno así, tienes pocas opciones además de tomar las cosas en tus propias manos. Con ello no quiero decir que lo golpees la próxima vez que intente algo, aunque eso sea tentador. Como bien dices, si lo haces podría ser que eso te perjudique más a ti de lo que lo perjudique a él.
En cambio, sugiero que lo ataques verbalmente. Espera que te golpee la cabeza cuando haya mucha gente alrededor, y entonces defiéndete. Di con una voz fuerte y calmada algo así como: “ya te he pedido que dejes de golpearme la cabeza, pero has escogido no hacerme caso. Creo que es desagradable y humillante y te lo digo de nuevo, ahora, en frente de todos, que dejes de hacerlo”. Si él dice: “¿no tienes sentido del humor?”, responde: “no. No es gracioso”.
Te garantizo que tendrás la atención de todos. Todos quedarán sorprendidos. Lo discutirán más tarde y sospecho que tú quedarás como el héroe. Si este hombre te está haciendo esto, también estará jugando con las cabezas de otros colegas (metafóricamente y también literalmente) y ellos te agradecerán por tu coraje al confrontarlo.
Sin duda, él carraspeará ruidosamente y fanfarroneará y posiblemente imitará tu voz, todo para hacerte ver ridículo, pero eso será para cubrir su propia vergüenza.
Las respuestas de lectores:
A pesar de que tengo la buena suerte de no conocer a este idiota en particular, tengo confianza en que esto hará un cambio. Pero si no lo hace y si continúa golpeándote en la cabeza cada vez que pase, entonces es fácil: tú te quejas ante tu administrador, a Recursos Humanos, a quien sea que se te ocurra. Entonces ya no serás visto como un acusador, sino como un hombre que ha llegado al colmo de su paciencia y que ya ha soportado lo suficiente.
Secretamente graba el próximo incidente en tu celular o computador, muéstraselo a recursos humanos y diles que estás considerando consultar con un abogado a menos que sean capaces de resolver inmediatamente esta cultura de provocación física obvia e intimidación discriminatoria. Hombre, 30 años.
Yo soy calvo y mis hijos adolescentes disfrutan refregar mi cabeza como si fuera la panza de Buda. Eso es tierno, burlarse de forma íntima y aceptarlo es lo que hay que hacer. En tu caso no hay nada tierno al respecto. Tú has sido atacado. Como mínimo deberías decirle a tu empleador. Ser un quejumbroso sería al menos de mayor nivel que ser una bolsa de boxeo.
Si alertar a tu empleador no resuelve esto, deberías pegar de vuelta. Si eres despedido por eso y ya le habías dicho a tu empleador que habías sido atacado regularmente, podrías conseguir un acuerdo arreglado y encontrar un nuevo empleo donde la gente no te pegue. Hombre, 45 años.
Pegar es abusar. Que te peguen repetidamente es bullying. Esto es lo que yo haría, como ex paracaidista: la próxima vez que pase te pones rápido de pie, esto hará que tu silla empuje a la persona que te golpeó.
Cuando estés de pie, gira rápidamente. Apunta a la persona que te golpeó, no extiendas tu brazo, mantén tu codo adentro. Te darás cuenta que tu dedo índice y la silla forman una barrera entre ustedes.
Haz contacto visual, con tus ojos bien abiertos (esto hará que parezcas un loco, inténtalo frente al espejo) y no te quiebres. Dice fuerte: “¡deja de golpearme, no lo hagas de nuevo!”. No digas nada más, sólo esa frase. Si no retrocede, di “perfecto, me iré a recursos humanos”. Si haces eso, casi ciertamente correrá detrás de ti y te pedirá disculpas. Consultor de seguridad, 47 años.